Desde hace años son varios los proyectos impulsados por diferentes municipios con la intención de proveer a sus vecinos de redes Wi-Fi con acceso público y gratuito a internet.
Estas conexiones no presentan ningún problema mientras se limitan a cubrir zonas municipales como bibliotecas, universidades o el ayuntamiento. Sin embargo los intentos de extenderlo más allá de estas áreas y llevarlo a la calle ha topado con una legislación compleja y la oposición de los operadores de telecomunicaciones, bajo la atenta mirada de la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT).
La condición básica es, además de la inscripción como operadores en el registro de la CMT, la imposibilidad de destinar dinero público para financiarlo: los municipios deben costearlas con fondos privados. Este requisito ha resultado de momento una barrera insalvable para grandes urbes de más de 500.000 habitantes, con lo que han sido las pequeñas y medianas ciudades las que han tomado la cabeza del movimiento Wi-Fi.
Son ya 150 ciudades las inscritas, desde diminutos pueblos a ciudades como Zaragoza o Vitoria. En los últimos días se ha anunciado la suma a esta lista de las ciudades de Avilés y Santa Cruz de Tenerife.
Al igual que la desaparición de los soportes (CD o DVD) para la música y otros contenidos digitales, la obligación de facturar electrónicamente o el DNIe, lo cierto es que independientemente de los intereses de algunas empresas (pero de forma muy favorable para otras: las que crean contenidos) tarde o temprano toda España será Wi-Fi.
Fotografía: Shanghai Daddy
Estas conexiones no presentan ningún problema mientras se limitan a cubrir zonas municipales como bibliotecas, universidades o el ayuntamiento. Sin embargo los intentos de extenderlo más allá de estas áreas y llevarlo a la calle ha topado con una legislación compleja y la oposición de los operadores de telecomunicaciones, bajo la atenta mirada de la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT).
La condición básica es, además de la inscripción como operadores en el registro de la CMT, la imposibilidad de destinar dinero público para financiarlo: los municipios deben costearlas con fondos privados. Este requisito ha resultado de momento una barrera insalvable para grandes urbes de más de 500.000 habitantes, con lo que han sido las pequeñas y medianas ciudades las que han tomado la cabeza del movimiento Wi-Fi.
Son ya 150 ciudades las inscritas, desde diminutos pueblos a ciudades como Zaragoza o Vitoria. En los últimos días se ha anunciado la suma a esta lista de las ciudades de Avilés y Santa Cruz de Tenerife.
Al igual que la desaparición de los soportes (CD o DVD) para la música y otros contenidos digitales, la obligación de facturar electrónicamente o el DNIe, lo cierto es que independientemente de los intereses de algunas empresas (pero de forma muy favorable para otras: las que crean contenidos) tarde o temprano toda España será Wi-Fi.
Fotografía: Shanghai Daddy
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